El
Expresionismo el movimiento artístico que surge en Centroeuropa, concretamente
en Alemania, a principios del siglo XX. Es uno de los movimientos de vanguardia
y busca una revolución en la estética y en la sociedad de ese momento concreto.
Este
movimiento convive con el Fauvismo, con el que tiene muchas características comunes.
La principal similitud es la influencia de la que beben: Paul Gauguin. Del
primitivista autor toman esencialmente el uso del color, que será su elemento fundamental
de expresión. El dibulo simplicista y el desprecio por la perspectiva y por las
normas académicas también estarán presentes en las obras de esta vanguardia.
Con todo ello, lo que pretenden es expresar sentimientos y estados de ánimo, lo
que en el lienzo se traduce como formas geométricas, líneas y trazos que dan
lugar a formas distorsionadas y el uso arbitrario del color.
Los pintores
expresionistas al contrario que los impresionistas odian la época que les ha
tocado vivir: los avances tecnológicos, la clase burguesa y sus frivolidades,
etcétera; pero también se oponen a la influencia grecolatina, muy presente en
la pintura academicista que tanto rechazan, de modo que admiran otras épocas y
se apoyan en la cultura popular germánica.
El
expresionismo se extendió por varios lugares de Alemania y, posteriormente, por
otros lugares de Europa y pasó por distintas etapas. El movimiento surgió en
Dresde, Alemania, el 1905, comenzando una etapa que duraría hasta 1910 bajo el
nombre de El Puente. En Berlín hay unos años destacables en los que se
desarrolla el movimiento (1910-1912). En ambas ciudades los temas en los que se
centran los pintores son la ciudad, tratada como una banalidad y la naturaleza,
como lugar agradable dentro del horror de la industrialización y
aburguesamiento de las ciudades. A esta primera etapa pertenecen autores como
Pechstein, Heckel, Kirchner o Meidner. La segunda etapa, bajo el nombre El
jinete azul, está marcada por la espiritualidad, realiza más innovaciones en el
mundo del arte y buscan la verdad interior. Kandinsky es el mayor representante
del movimiento, junto a Marke, Klee o Franz Marc.
Franz
Marc se caracteriza por considerar el arte un medio de captar el alma de las
cosas. Tiene una visión mística y panteísta de la naturaleza y el animal es el
centro de su obra. Marc considera que los animales no están influidos por la
maldad y son la máxima representación de la bondad y los buenos sentimientos.
Sus representaciones son figurativas aunque tienden a la abstracción. La
utilización de los colores primarios es lo que más le identifica, pero será el
azul es color estrella de sus obras.
El sueño (1912, Museo Thyssen, Madrid),
es una obra diferente dentro de su producción porque introduce una figura humana,
femenina, que además será el centro de la representación. Como es propio en la
pintura expresionista, la perspectiva ha desaparecido. El color no es nada
naturalista, encontramos caballos azules y rojos que dan esa sensación de
surrealismo y onirismo. En cuanto a la composición y distribución de los
elementos, encontramos planos que se unen formando figuras a su vez delimitadas
por líneas que permiten diferenciar unas figuras de otras pero sin ser un
dibujo muy depurado y perfecto. Aunque es una representación figurativa que nos
permite diferenciar claramente los elementos tiende a la abstracción por el uso
arbitrario del color que aporta dinamismo a la obra. En cuanto a la simbología,
los animales son la expresión de la pureza, de la bondad, al igual que la
naturaleza. La presencia de ser humano en el cuadro es una alusión al deseo de
que el hombre vuelva a su origen más primitivo y más puro, lejos de las
ciudades que han despojado al hombre de sus virtudes iniciales. Es una
representación de la decepción que siente Marc por el ser humano en un contexto
previo a la I Guerra Mundial.
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